Virus en plantas: Señales de alerta y cómo proteger tu cultivo

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Escrito por: Ing. Ricardo Hernández Villaseñor

Tiempo de lectura: 10 min

¿Qué es un virus?

Los virus son patógenos extremadamente pequeños que no pueden observarse a simple vista, pero a pesar de su tamaño causan daños graves en las plantas que infectan. Para completar su ciclo de vida, necesitan un huésped vivo, del cual obtienen los recursos necesarios para sobrevivir y multiplicarse, a diferencia de algunos hongos y bacterias, los virus no pueden vivir en restos de materia orgánica ni hacerlo de forma libre.

Son microorganismos no activos fuera de su huésped, todos los organismos, como animales, plantas, hongos y bacterias, pueden ser hospedadores de virus. Sin embargo, la mayoría de ellos infectan únicamente a un tipo específico de individuo.

Los virus en la agricultura

La agricultura es una actividad clave para la economía de cada país y esencial para garantizar la seguridad alimentaria. Sin embargo, las enfermedades causadas por virus representan un gran desafío para el sector agrícola, ya que pueden afectar seriamente los rendimientos y la calidad de las cosechas.

El impacto de los virus en la agricultura es considerable, ya que provocan pérdidas económicas estimadas en más de 30 mil millones de dólares al año a nivel mundial. Además, representan alrededor del 50 % de las enfermedades emergentes que afectan a las plantas en todo el mundo.

Formas de transmisión

Este tipo de enfermedades se diseminan con facilidad por distintas vías. Algunos virus pueden transmitirse por el simple contacto entre plantas sanas y plantas infectadas, por el uso de herramientas de poda sin desinfectar o durante las labores de manejo del cultivo, como el tutoreo, el raleo o la toma de mediciones.

También existen virus que son transmitidos por plagas vectoras como la mosquita blanca, los pulgones, trips, ácaros, entre otros. Además, la propagación puede ocurrir a través del comercio internacional de plantas, frutos, semillas o cualquier órgano vegetal utilizado para la multiplicación de nuevas plantas.

Síntomas de los virus en plantas

Los virus que afectan a las plantas pueden alterar su crecimiento, coloración y desarrollo, generando síntomas visibles que permiten identificar su presencia y reconocer estos signos es clave para actuar a tiempo y evitar que la enfermedad se propague al resto del cultivo. A continuación, te presentamos los síntomas más comunes:

a) Manchas foliares

Amarillamiento:

Las hojas adquieren un tono amarillento de forma generalizada, iniciando en las nervaduras y extendiéndose progresivamente hacia los bordes.

Mosaicos:

Se observan patrones irregulares en las hojas, con combinaciones de tonos que van desde el verde claro hasta el verde oscuro, pasando por matices amarillentos y dorados.

Lesiones localizadas:

En algunos casos, los virus provocan pequeñas lesiones cloróticas o necróticas en las hojas. Sin embargo, la mayoría de las infecciones son sistémicas, avanzando hasta causar necrosis generalizada y la pérdida total del tejido foliar.

Manchas anilladas:

Algunos virus provocan manchas o anillos completos o irregulares que se alternan con franjas de distintos tonos. Estas lesiones pueden aparecer tanto en hojas como en frutos, afectando zonas específicas o cubriendo toda la superficie.

b) Enanismos

La planta muestra una reducción notable en su tamaño en comparación con una planta sana. Además, presenta síntomas como amarillamiento, deformación de hojas y aborto tanto de flores como de frutos.

c) Deformaciones

Las deformaciones son uno de los síntomas más comunes, observándose principalmente en las hojas, aunque también pueden presentarse en los frutos, que se desarrollan con formas anormales. Este problema puede afectar de forma general a toda la planta o solo a una parte de ella.

Es importante prestar especial atención a este síntoma, ya que las deformaciones también pueden deberse a un manejo inadecuado del cultivo. El uso incorrecto de herbicidas o la sobre fertilización, tanto en suelo como en aplicaciones foliares, pueden provocar efectos similares a los causados por virus.

d) Perdida del rendimiento

Las plantas jóvenes afectadas por virus suelen presentar aborto de frutos o, en caso de formarse, estos son más pequeños y de baja calidad, lo que impide su comercialización.

En cultivos adultos, los primeros frutos pueden conservar una buena apariencia, aunque ya muestran síntomas visibles, pero en los siguientes cortes el rendimiento disminuye de forma considerable y la calidad se pierde casi en su totalidad.

Medidas de protección del cultivo contra los virus

a) Elección de semilla sana

Si se van a utilizar semillas de la misma cosecha para el siguiente ciclo, deben seleccionarse plantas vigorosas, de buen tamaño, con buena carga y frutos de gran tamaño, además de estar libres de plagas y sin síntomas de enfermedades.

Por otra parte, si la semilla se va a comprar, debe contar con certificación de estar libre de enfermedades. Este tipo de semilla ha pasado por un control de calidad que garantiza su sanidad, así como su pureza genética y física.

b) Producción de plántula sana

Para asegurar que las plantas se desarrollen libres de plagas y enfermedades, es recomendable producirlas en un espacio protegido, como un invernadero o bajo malla anti áfidos. Estas estructuras ayudan a prevenir el ingreso de insectos vectores, reduciendo el riesgo de infección y evitando que las plantas se conviertan en fuente de contagio dentro del cultivo.

Además, es importante mantener el área de producción libre de malezas, tanto dentro como alrededor del cultivo, ya que estas pueden actuar como hospederas de plagas que funcionan como vectores de enfermedades.

Por último, es importante revisar periódicamente los semilleros para asegurarse de que las plantas se desarrollen de manera normal y no presenten deformaciones. En caso de detectar alguna planta con estos síntomas, debe retirarse de inmediato del área de producción.

c) Empleo de barreras vivas y cultivos trampa

Las medidas anteriores corresponden a la etapa de producción de plántulas. Una vez en campo, se recomienda establecer cultivos trampa o barreras vivas, como hileras de maíz o sorgo alrededor del cultivo principal, para reducir el ingreso de plagas y proteger las plantas.

Para disminuir la incidencia de plagas en el cultivo, las hileras deben sembrarse antes del trasplante y en la dirección de los vientos dominantes. Estas barreras vivas también facilitan la aplicación dirigida de insecticidas, lo que permite reducir el uso de productos directamente sobre el cultivo principal.

d) Trampas pegajosas

Este tipo de trampas permite monitorear la presencia de plagas dentro del cultivo y al mismo tiempo, actuar como una medida de control. Deben colocarse alrededor del cultivo, a la altura de las plantas o ligeramente por encima y ubicarse preferentemente en la dirección de los vientos dominantes.

Al igual que las barreras vivas, las trampas pegajosas deben monitorearse con frecuencia para identificar las plagas que llegan al cultivo y verificar que el adhesivo se mantenga en buen estado, garantizando así que continúen cumpliendo su función de captura y monitoreo.

e) Retirar plantas enfermas

Las plantas enfermas deben retirarse del cultivo con cuidado, evitando que entren en contacto con plantas sanas durante su eliminación para prevenir la dispersión del problema. Los residuos deben quemarse o enterrarse y posteriormente cubrirse con cal, con el fin de asegurar la eliminación completa de los agentes causantes de la enfermedad.

Es importante destinar tiempo dentro de las labores del cultivo para realizar recorridos periódicos que permitan detectar oportunamente plantas enfermas y retirarlas de inmediato del área de producción, evitando así la propagación de enfermedades.

f) Eliminación de malezas

Las malezas que crecen alrededor del cultivo pueden funcionar como hospederas de enfermedades y de insectos vectores. Por ello, deben retirarse, dejando al menos una franja libre de 10 m alrededor del cultivo y si no es posible eliminar todas las malezas, se pueden realizar aplicaciones de insecticidas dirigidas para controlar las plagas presentes en ellas.

g) Retirar residuos

Todos los residuos generados por las podas y el manejo del cultivo deben retirarse del área de producción, ya que pueden convertirse en focos de infección no solo de enfermedades generadas por virus sino de hongos y bacterias, así como en refugio de plagas.

h) Aplicación de insecticidas

Insecticidas orgánicos:

Los insecticidas de origen botánico son una herramienta eficaz para repeler plagas y reducir la llegada de virus al cultivo. Ayudan a mantener bajas las poblaciones de insectos, disminuyendo así el riesgo de transmisión de enfermedades.

A diferencia de los insecticidas químicos, los insecticidas orgánicos no eliminan por completo a las plagas, sino que las repelen, reducen su actividad al interferir con su alimentación y reproducción.

Para aumentar su eficacia, deben complementarse con otras medidas de control, como el uso de barreras vegetales, trampas pegajosas, eliminación de malezas y no dejar residuos del cultivo.

Insecticidas químicos:

Este tipo de insecticidas reduce significativamente la población de insectos y, en consecuencia, el riesgo de transmisión de enfermedades. Además, actúan de forma rápida y su efecto es más prolongado que el de los insecticidas botánicos.

Un aspecto negativo es que su uso excesivo o inadecuado puede generar resistencia en las plagas, afectar a organismos benéficos, dejar residuos en la cosecha y causar daños al medio ambiente.