Injertado de plántulas de jitomate
Escrito por: Ing. Ricardo Hernández Villaseñor
Tiempo de lectura de 15 minutos
¿Qué es el injertado de hortalizas?
El injertado de plántulas de jitomate es una técnica que consiste en unir dos plantas, una aporta el sistema radicular (portainjerto) y la otra la parte aérea con las características deseadas (injerto). Su objetivo principal es mejorar el rendimiento del cultivo y aumentar su resistencia frente a enfermedades del suelo como hongos, bacterias y nematodos, así como mejorar su tolerancia a condiciones ambientales adversas como sequía, inundaciones, temperaturas extremas y salinidad.
Tradicionalmente, esta técnica se ha asociado con la producción de árboles frutales, sin embargo, también ha demostrado ser eficaz en el cultivo de hortalizas. Su uso es común en especies de la familia de las solanáceas, como el jitomate, el chile y la berenjena, así como en cucurbitáceas, como el pepino, el melón y la sandía.
En el proceso de injerto se identifican dos plantas con funciones distintas. La primera es la variedad que aportará las características deseadas, como el tipo de fruto, y se le conoce como vástago o injerto. La segunda es el portainjerto o patrón, del cual se aprovecha el sistema radicular, ya que proporciona resistencia a enfermedades, vigor y mejor adaptación a las condiciones del suelo.
¿Por qué se practica el injerto?
El injertado se aplica en cultivos de solanáceas y cucurbitáceas como una estrategia para contrarrestar los bajos rendimientos y la pérdida de calidad en la cosecha, provocados por factores bióticos y abióticos previamente mencionados.
El injerto permite establecer cultivos en terrenos donde, sin esta técnica, el desarrollo sería casi imposible o implicaría una alta inversión en agroquímicos para controlar los problemas fitosanitarios del suelo. Gracias a la resistencia del portainjerto y su capacidad para enfrentar enfermedades del suelo, es posible reducir o incluso evitar el uso intensivo de estos insumos.
Otro aspecto importante del injertado de las plántulas de jitomate es el vigor que la variedad deseada adquiere gracias al portainjerto. Este impulso se refleja en una floración más temprana, mayor desarrollo foliar y un sistema radicular más extenso, lo que en conjunto contribuye a incrementar tanto el rendimiento como el calibre de los frutos. Injertado de plántulas de jitomate
Ventajas de realizar el injertado de plántulas de jitomate
a) Tolerancia a las enfermedades del suelo:
Este es el principal objetivo del uso de portainjertos. La raíz se mantiene sana a pesar de que el suelo esté infestado de alguna enfermedad, por lo que su capacidad de aprovechamiento de agua y nutrientes no se ve reducida.
b) Mejor aprovechamiento de agua y nutrientes:
El sistema radicular de una planta injertada es más extenso, lo que se traduce en una capacidad superior para explorar más suelo y aprovechar mejor el agua y los nutrientes.
c) El incremento en la cosecha:
Se debe a que una planta injertada resiste mejor el ataque de enfermedades, se mantiene productiva por más tiempo y produce frutos de mayor calidad.
d) Aumento en el rendimiento:
Los portainjertos son plantas con sistemas radiculares más vigorosos, lo que les permite absorber el agua y los nutrientes de manera más eficiente.
e) Mayor tamaño del fruto:
El vigor de la planta también se refleja en el calibre del fruto, obteniendo frutas más grandes no solo al inicio, sino a lo largo de todo el ciclo de producción.
f) Tolerancia a las altas temperaturas:
Las plántulas de jitomate injertadas pueden responder mejor al estrés generado por las altas temperaturas, viéndose incrementada la fotosíntesis y producción de biomasa.
g) Resistencia a la salinidad y a los encharcamientos:
Algunos portainjertos tienen la capacidad de tolerar alta salinidad en el suelo, lo que les permite reducir el estrés y obtener buenos rendimientos, además, también son capaces de tolerar los encharcamientos.
Proceso de injertado
Materiales:
– Portainjerto
– Injerto
– Bisturí o navajas
– Solución para desinfección (Alcohol y cloro comercial)
– Palillo de tutorado
– Charola de 128 cavidades
Injertado por empalme
De todas las técnicas de injerto, esta es la más fácil de llevar a cabo debido a su proceso rápido y sencillo, además, permite obtener una gran cantidad de plantas en poco tiempo.
Este tipo de injerto es el más utilizado en jitomate y también es conocido como injerto de tubo, de corte sesgado o superior.
La técnica consiste en cortar tanto el patrón o portainjerto como el injerto o variedad en un ángulo de 45 grados, de manera que se empalmen perfectamente y con la ayuda del clip para injertado y palillo, garantizar su unión.
a) Procedimiento
Producción de plántula
El portainjerto, variedad o híbrido debe sembrarse en un semillero con cavidades de mayor tamaño que las del patrón. Por ejemplo, la variedad se puede sembrar en charolas de 105 cavidades y el patrón en charolas de 128 cavidades.
En cuanto a los tiempos, primero se siembra el patrón y luego el injerto, de 3 a 5 días después.
El momento adecuado para realizar el injerto es cuando ambas plantas tengan un tallo con un diámetro de ente 1.2 a 2.5 mm.
Proceso de injertado
1. Antes de manipular las plantas, se deben desinfectar las manos, herramientas y accesorios, así como el área de trabajo.
2. Lo siguiente consiste en separar las plantas portainjerto, colocándolas en forma de tresbolillo dentro de la charola. Esto significa que en cada semillero quedará con la mitad de las plantas que había inicialmente.
3. Se comienza cortando el portainjerto por debajo de las hojas cotiledonales, haciendo un corte diagonal en un ángulo de 45° y enseguida se coloca el clip.
4. A continuación, se corta la variedad a 2 cm por debajo de las hojas cotiledonales, también en un ángulo de 45°.
5. Finalmente, se inserta la variedad en el clip donde está el portainjerto, asegurándose de que haya un empalme perfecto y con ayuda del palillo de tutorado le damos sostén y soporte a la planta recién injertada.
b) Cuidados de la planta recién injertada
Después del injertado de las plántulas de jitomate, las plantas deben introducirse en pequeñas cámaras de plástico transparente para crear un microclima que favorezca la unión.
La cámara debe mantener una temperatura de entre 23 y 27 °C, una humedad ambiental de entre el 75% y 85%, además de ser necesario reducir la radiación solar. Este proceso debe durar entre 6 y 8 días.
La cámara debe permanecer cerrada durante los primeros 2 días. Al tercero, se recomienda realizar un riego con un atomizador o una fumigadora manual si se cuenta con la infraestructura, con un sistema de riego nebulizado, para no golpear las plántulas con gotas de mayor tamaño.
Al cuarto día, se abre un poco la cámara para reducir paulatinamente la humedad y comenzar el proceso de aclimatación. Si las plantas se marchitan un poco, se cierra nuevamente la cámara y se dejan así durante 1 o 2 días más.
A los 6 u 8 días de haber realizado el injertado de las plántulas de jitomate, las plantas se trasladan a un invernadero para continuar su aclimatación. Este lugar debe contar con una malla sombra del 70% para reducir la intensidad de la radiación solar.
Después de 2 o 3 días, se retira la malla sombra y se mantienen así por hasta 10 días, siendo este su último periodo de aclimatación antes del trasplante.
c) Manejo en campo, después del trasplante
Debe evitarse trasplantar cuando haya mucho viento, ya que esto puede dañar la unión.
Al realizar el trasplante, la unión de ambas plantas debe quedar por encima del nivel del suelo. Si la unión se cubre con tierra o sustrato, comenzará a emitir raíces y se perderán todas las cualidades del patrón, lo que afectará el desarrollo de la variedad.
El clip debe retirarse a las dos semanas de haberse realizado el trasplante final.
Al ser muy vigorosos los patrones, superan rápidamente a la variedad, por lo que es muy importante eliminar los brotes generados por debajo de la unión del patrón e injerto.
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